¡Hola, queridos chicos! ¿Cómo están? Yo muy, muy feliz por lo bien que están trabajando, por las ganas con las que hacen cada tarea y porque en el grupo de ustedes descubrí a una gran actriz, que junto a su hermanita, se animaron a actuar la obra Bellos cabellos, de Adela Basch.

Con ustedes…

¡Maia y Lola!

¡Felicitaciones, queridas chicas!

Para el día de hoy la propuesta tiene que ver con nuestras emociones. Específicamente, con ponernos en el lugar del otro, para entender qué siente, cómo vive, cómo enfrenta las cosas que le pasa.

El cuento se llama Por cuatro esquinitas de nada, de Jérôme Ruillier. Este autor nació en Madagascar y busca con sus obras hacer crecer en las personas los valores de amistad e integración, la aceptación de las diferencias de los otros y la aceptación de nosotros mismos.

Yo iba a leerles el cuento, pero encontré esta versión que realmente me gustó mucho, mucho, mucho.

¡Se las comparto!

POR CUATRO ESQUINITAS DE NADA

Cuadradito juega con sus amigos redonditos.
¡Ring! Es la hora de entrar en la casa grande.
¡Pero cuadradito no puede entrar! No es redondo como la puerta.
Cuadradito está triste.
Le gustaría mucho entrar en la casa grande.
Entonces, se alarga, se tuerce, se pone cabeza abajo, se dobla… Pero sigue sin poder entrar.
—¡Sé redondo! —le dicen los redonditos.
Cuadradito lo intenta con todas sus fuerzas.
—¡Te lo tienes que creer! —dicen los redonditos.
—Soy redondo, soy redondo, soy redondo… —repite cuadradito—. ¡Pero no hay nada que hacer!
—¡Pues te tendremos que cortar las esquinas! —dicen los redonditos.
—¡Oh, no! —dice cuadradito—. ¡Me dolería mucho!
¿Qué podemos hacer?
Los redonditos se reúnen en la sala grande. Hablan durante mucho, mucho tiempo. Hasta que comprenden que no es cuadradito el que tiene que cambiar.
¡Es la puerta!
Entonces, recortan cuatro esquinitas, cuatro esquinitas de nada…que permiten a cuadradito entrar en la casa grande junto a todos los redonditos.

Fin

El cuento es muy cortito, pero nos habla de muchos sentimientos. Cuadradito quiere tener amigos y sus amigos quieren que él comparta con ellos los juegos y los espacios. Juntos buscan la manera de que Cuadradito, sin perder su forma ni sus gustos, pueda seguir compartiendo con ellos cada momento. ¡Y lo logran!

La propuesta es…

Ponete en el lugar de Cuadradito, pensá y decime cómo creés que se hubiese sentido si a los Redonditos no les hubiese importado que él no pudiese entrar.

Pensá qué sintió Cuadradito al poder entrar a la habitación de sus amigos.

Contame algún momento en el que te hayas sentido feliz compartiendo algún momento con tus amigos.

Por hoy nada más. Me despido muy, muy FELIZ por haber estado un ratito con ustedes. ¡Los quiero mucho!